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Bañadas por las aguas del Mediterráneo, las Baleares son el destino más paradisíaco que se pueda encontrar en la península ibérica. Cualquier imagen que nos llegue de ellas se caracteriza por el azur turquesa de sus aguas y el marrón claro de la infinidad de calas rocosas que recorren todas las islas. Tanto estas como sus playas de arena clara son las grandes protagonistas de la región, que rodeadas de acantilados de poca altura y bosques de pino, no solo quedan resguardadas sino que conforman una llamativa estampa.
Ibiza es la más conocida a nivel internacional, porque aunque le basta para presumir el casco antiguo de la capital o Dalt Vila, así como la Reserva Natural de Cala d’Hort o el Parque Natural de las Salinas, sus fiestas diurnas y nocturnas son el gran atractivo para una parte considerable del turismo que recibe.
Las Salinas son un brazo que se extiende hacia la isla vecina de Formentera, que a diferencia de la anterior, es la más tranquila de todas. Refugio de aves y hogar de la Posidonia oceánica, que contribuye a la conservación del fondo marino. Pero si quieres ver algo espectacular, dirígete a Ses Illetes, donde te esperan las mejores playas de todo el país. Aunque si las quieres aún más aisladas hasta el punto de no tener nada a tu alrededor salvo naturaleza, haz una excursión en barco a la Isla d’Espalmador.
Mallorca es una opción perfecta para perderse por los senderos de la Sierra de Tramuntana, que te llevarán por acantilados y miradores con bonitas vistas. Palma de Mallorca es otra visita imprescindible, con una espectacular catedral, y si quieres ver algo que hace única a esta isla, pásate por las Cuevas del Drach, que son cuatro conectadas en el interior y con un lago subterráneo navegable.
Y aunque es menos visitada que las demás, Menorca también tiene sus propios encantos, como la Ruta Talayótica, que alberga la necrópolis de Clescoves, el monumento funerario la naveta de Tudons o pueblos talayóticos como Trepucó.
Al tratarse de cinco islas, los lugares para visitar siempre son muchos más de los que podemos recomendarte aquí. Pero con estos que te dejamos te bastará para hacerte una idea de por qué vale la pena hacer un viaje hasta este destino. ¡Adéntrate en la belleza de las Pitiusas!
Esta isla puede recorrerse fácilmente si dispones de un coche o de una motocicleta, así podrás recorrer cada una de las preciosas playas y calas con las que cuenta. Las más importantes de todas son Ses Illetes, donde te espera la arena más blanca que hayas visto y aguas en tonalidades turquesas que invitan a sumergirse en ellas. Para disfrutar de los atardeceres, nada como ver caer el sol en el Faro de Cap Barbaria, y para empaparse de naturaleza, visita Las Salinas o la isla d’Espalmador.
Ibiza no necesita presentación, pero aun así es otro de los lugares que ver en las Islas Baleares si realmente quieres conocerlas a fondo. Más allá de sus numerosas discotecas y beach clubs, el casco antiguo de la capital, la DaltVila, tiene monumentos de gran valor, como el Baluarte de Santa Lucía, el Castillo y la Catedral Santa María de les Neus. Pero si quieres conocer un sitio mágico, ve a la Torre de Savinar, en Cala D’Hort, donde tendrás vistas magníficas al islote de Es Vedrà.
La isla más grande también tiene una notable vida nocturna, pero también un rico patrimonio histórico y cultural capaz de hacerle sombra. Su capital, Palma, cuenta con castillos y palacios reales de interés y una llamativa catedral gótica, pero también playas que te encantarán. Pueblos como Valldemossa en la Sierra de Tramuntana te conquistarán, y en las Cuevas de Drach descubrirás todo un mundo subterráneo.
La isla menos popular, junto a Cabrera, se guarda para sí playas y calas vírgenes como Macarella, pero también una bonita ciudad como la Ciutadela y joyas arqueológicas del pasado en la Ruta Talayótica, con una necrópolis y varios poblados de interés.
Su atractivo turístico queda ensombrecido por la popularidad de sus islas vecinas. Pero debes saber que es en esta isla donde se encuentra el único parque nacional de las Baleares. Está formada, en realidad, por dos islas y 15 islotes. Su litoral es el más cuidado que verás y el 80% del territorio protegido pertenece al fondo marino. Sin duda, no hay que perder la oportunidad de sumergirse con un esnórquel o haciendo buceo. Por todos estos motivos, la flora y la fauna que verás es autóctona y abundante.
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Las Baleares tienen una gastronomía que es el resultado de las diferentes civilizaciones que se asentaron en ellas durante el transcurso de los siglos. Griegos, romanos, cristianos, árabes y fenicios han contribuido en lo que hoy denominamos la gastronomía balear. ¡Atrévete a probar todos sus platos típicos!
Además de las culturas mencionadas, la proximidad con Cataluña y la propia influencia del Mediterráneo también han moldeado los platos típicos de las islas Pitiusas. Por otra parte, en cada isla o en cada región pueden variar los ingredientes que se incluyen, así como la forma de prepararlos. Pero si tienes tiempo y te gusta sorprender al paladar, ¡apuesta por descubrirlos!
Las épocas de escasez se caracterizan por marcar el carácter de las personas, pero también los platos que se ponen en la mesa. El arroz brut fue típico de las clases más humildes, que se alimentaban de este grano con las verduras que obtuviesen de sus huertas y, cuando se podía, con algo de carne, generalmente de conejo. Se le añade agua para que quede caldoso y especias, que son las que lo cambian de color haciendo que parezca sucio (brut).
El origen de este plato es judío, ya que también hubo una minoría de esta cultura en el archipiélago balear. Con alimentos sencillos, como patatas, carne, pimiento, tomate y cebolla, se mezclan en una sartén y se rehogan.
En cualquier isla no falta nunca el pescado entre los platos típicos, y las Baleares no iban a ser la excepción. Este consiste en mezclar diferentes tipos de pescado, como el perlón o el mero, hervirlos y servirlos con salsa alioli.
Otro de los platos marcados por las condiciones de vida es el oliaigua; una sopa con hortalizas, pan moreno tostado y hierbas aromáticas. Ingredientes sencillos que permitían a los payeses llenar la barriga. Hoy se le da más sabor incorporando otros ingredientes, como los espárragos o el huevo.
Con un aspecto que puede recordar al de la pizza, su masa lleva huevo, y en cuanto a los ingredientes, se asemejan a los del piso, con cebolla, tomate y pimientos. Para enriquecer, un chorrito de aceite de oliva.
Típica de Mallorca, pero disfrutada en todo el país, aquí podrás degustar la auténtica. Tiene Denominación de calidad que está protegida por la Unión Europea, y es perfecta para combinarla con unas tostadas.
Y junto a la anterior, tampoco puede faltar el queso de Mahón, una zona en la que se prepara con leche de vaca desde los tiempos de la civilización musulmana. También con Denominación de origen, es otro manjar que no te puedes perder.
Perfecta como desayuno, merienda o postre, la ensaimada es típica de Mallorca, aunque la encontrarás en cualquiera de las islas, dado que su popularidad es incluso internacional. Como quizás ya sepas, es un bollo con forma de espiral y que puede ir relleno de cabello de ángel o sin nada.